El pueblo elegido es elegido por Dios justamente para terminar con el politeísmo y conducir a la humanidad a la visión más madura del monoteísmo.
Todas las acciones que Dios le impone al pueblo hebreo tienen esa finalidad, además de preparar el camino para la llegada del Mesías, Jesús.
Al leer La Biblia se puede observar la lucha permanente entre el politeísmo -aún dentro del pueblo hebreo- y Dios.
Los pueblos con los que los hebreos interaccionan eran politeístas y se van volviendo monoteístas al interactuar con ellos.
Luego de la llegada de Jesús los apóstoles toman la posta de continuar la cruzada contra el politeísmo la que luego es llevada por la Iglesia Católica.
La línea es siempre la misma: terminar con la adoración a dioses falsos y hacer entender la concepción más madura de un único Dios. Un único Dios moral y misericordioso.